jueves, 13 de septiembre de 2012

11 de Septiembre


En facebook (tambien en twitter y tumblr) se ha difundido la fotografía del carabinero muerto la noche del 11 de septiembre reciente. En ella aparece un texto que critica a los defensores de los derechos humanos por "defender" a los "delincuentes" pero escondersecuando muere un carabinero. Ahora todos lamentan la muerte del Cabo Martínez y "aprovechan" la ocasión para avalar los abusos y atropellos que ha evidenciado carabineros el último tiempo, en especial cuando se trata del movimiento estudiantil.
Y el concepto se repite una y otra vez: "No se le puede pegar a los delincuentes, encapuchados, flaites, (usted puede completar este espacio con el calificativo que le parezca mejor) etc etc... por causa de los DD.HH.... pero si se puede matar a un carabinero que cumplía su deber" (en este caso, cuidar un supermercado en la población Parinacota de Quilicura, muy conocida por su "peligrosidad")

Pero el tema es que la lamentablemente muerte de este carabinero, no se da ni en un contexto de movilización, ni tampoco en uno político, porque aunque el 11 de septiembre tiene una connotación política, hace mucho tiempo que la perdió
Se nos ha enseñado por años que la política es mala, que no hay que hablar de ella, que es asunto de otros, a los que por lo general la sociedad tiene por corruptos, en las escuelas y liceos del país no hay enseñanza cívica y con el pasar de los años ha crecido una generación totalmente alejada de la participación política. Es cosa de ver a los parlamentarios, ministros, alcaldes, etc etc... son los mismos de hace 10, 15, 20 o hasta 30 años! Qué decir de la participación juvenil en las urnas, no resiste mayor análisis.

¿Y qué es lo que sucedió? durante los últimos años creció una generación que veía en el 11 de septiembre un día de conflicto, de temores, de historias pasadas, pero sin ninguna explicación, y como hicimos a un lado a la política, el lumpen y la delincuencia se lo tomaron, para saquear tiendas, quemar autos, realizar alunizajes, y toda clase de acto delictivo. 
Lo más terrible es que los protagonistas son... ¡jóvenes y adolescentes!, prácticamente inimputables ante la ley, que hacen y deshacen sin que nadie les ponga freno.

Si hay alguien que crea que todo lo que pasó este "once" fue producto de ideologíaseste completamente perdido, y si alguien cree que esto se soluciona con más violenciaestá más perdido aún, porque jamás en la historia la violencia ha sido derrotada con más violencia.

En mi humilde opinión, vivimos en un país tan, pero tan desigual, que toda esta "ola de violencia (o de delincuencia)" es uno de esos "efectos colaterales", en que la solución no es combatir el síntoma, sino la enfermedad.
Es por eso que es tan importante que el país haga los cambios por los que silenciosamente (y desde hace mucho tiempo) clama la sociedad (como por ejemplo educación pública de calidad), porque si no tomamos las medidas hoy, en los próximos años, la bomba nos explotará en la cara.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Lo que SI debo hacer

A fines de los noventa, en Estados Unidos se puso de moda entre los cristianos llevar brazaletes, llaveros y ropa con la inscripción W.W.J.D que son las iniciales de las palabras en inglés de la siguiente pregunta, traducida al español: ´¿Qué haría Jesús?´ En una ocasión, me invitaron a predicar en un evento multitudinario donde el lema del encuentro era aquella sigla. Los que hablaron antes que yo se refirieron a la santidad y recomendaron a los jóvenes pensar muy bien antes de hacer algo malo y les advirtieron que hacer lo que no agrada a Dios trae consecuencias. Los jóvenes escuchaban con las cabezas gachas y algunos lloraban. Se respiraba un clima de tensión y vergüenza. Mientras oraba con los ojos abiertos, esperando mi turno, el Señor me indicó: Hasta este momento, se ha hablado como si la pregunta fuera ´¿Qué cosas NO haría Jesús?´, en lugar de preguntar qué cosas sí hubiera hecho. Cuando me tocó hablar, leí el pasaje en Lucas donde el propio Jesús anuncia con qué misión había venido a la tierra:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar las buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.” Lucas 4.18-19.

Acto seguido hablé de lo que Sí hizo Jesús y lo que quiere hacer hoy en la tierra a través de la nueva generación. Hablamos de transformar la sociedad, de impacto, de amor y de sacrificio. Al terminar, el entusiasmo entre los jóvenes era evidente.

(....) Es una lástima que la iglesia haya enfatizado por tanto tiempo sólo lo que no deben hacer los cristianos, lo que llamamos pecados de acción. Poco se ha enseñado sobre los pecados de omisión, que son aquellos pecados que tienen que ver con lo que no hacemos. Si hacemos una lista de los pecados de acción, de las cosas malas que no debemos hacer, la lista es larga como papel higiénico. Si anotamos los pecados de omisión, es decir, las cosas que deberíamos hacer y no hacemos, apenas recordamos unos cuantos: diezmar, orar, leer la Biblia, ir a la iglesia y obedecer a los padres. Estas son cosas esenciales, sin duda. Pero, ¿ahí termina lo que el cristiano debiera estar haciendo? ¿Qué haría Jesús en nuestro medio?
Estoy convencido de que hacer la obra de Cristo contribuye enormemente a nuestra santificación; cuando empiezo a hacer lo que hizo Jesús, tengo mucho menos tiempo para hacer aquellas cosas que no debería hacer y que Jesús nunca hizo. Cuando empiezo a quedarme, a no hacer lo que Dios quiere que esté haciendo, es fácil que la tentación me encuentre ´disponible´. Eso fue lo que le pasó a David. (2º Samuel 11)

(....)
Él (Dios) quiere un corazón obediente y una fe total. Él está más interesado en el corazón de sus hijos que en sus habilidades y conocimientos. Quiere vidas a prueba de pruebas. Quiere cristianos que mantengan el gozo y la esperanza en las dificultades; que conserven la paz y el dominio propio en medio de las tensiones. Dios quiere algo más que carisma y popularidad; él está buscando verdadera santidad. Esa que tiene que ver con la pureza de corazón y de la que podemos conversar en voz baja solo ÉL y nosotros. Santidad que tiene que ver con lo que en nuestro lugar hubiese hecho el Santo.

Yo quiero alejarme de aquellas cosas que ofenden a mi Señor. Pero también no quiero ofenderlo al no hacer lo que me pide.
Extracto de "La clase de santidad que quiero tener" de Lucas Leys.

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